Solos
Hay
momentos que necesitamos estar solos. No necesitamos personas, ni ruidos, ni
ropa; tan siquiera piel. No nos fiamos de nada, ni nadie. Las palabras las
apagamos, los abrazos les negamos y los besos duelen por no sentirlos. A los
nuestros les alejamos aunque nos separen escasos metros. Mas lo exterior,
deseamos que lo engulla la nada.
Buscas
la lógica en un mundo sin personas con almas llenas de coraje y valores
humanos.
Nuestra
mente momentáneamente enfermiza, no da escusas; acepta la decepción. Ansia la
libertad en un cuerpo que no deja de juzgar. Se esconde en lugares imaginarios
donde la soledad nos acuna dándonos cobijo.
La
confianza se queda paralizada, la rodean miedos y temores. Añora la paz negada
por la rutina y la escasez de tiempo. No importan otras opiniones ni el ras del
bien y el mal. El agobio baila solitario
en el corazón pues la fe no sigue su compás. Te recuerda que no hay mayor
castigo que la palabra amor sin “efímero”.
Aunque en ese instante te invada el anhelo de
no existir y te arrastre la pena; el mañana no te deja mas respuesta que un… ¡sigues
vivo! Y a pesar de todos los pesares tendrás que luchar otra batalla hasta el
ocaso, ganes o pierdas.
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