20 de octubre de 2013

Junto a la chimenea 2

… Gracias corazón por traérmelo.

¿Por donde me llegaba? Ah si…

Él soñaba con un velero enorme donde pudiera dar la vuelta al mundo con los suyos y yo con un castillo. Así nos íbamos a gastar el dinero ganado aquel día. Claro, el del gran tesoro. ¿Qué os parece?

- Bien

- ¿Y donde están?

- ¿El barco y el castillo?

- Claro; todos esos millones

- Por favor, calla y escucha

- Entonces…¿solo os duro tal tesoro esa tarde? – Esbozó una sonrisa picara.

- Ganamos algo más grande y duró hasta hoy en día. Atiende que prosigo y así te enteras de todo.

Cuando llegamos al sitio indicado divisamos un jardín mimetizado, con muchísimas enredaderas verdes y amarillas repleto de flores de colores diversos. En él, cada banco, estatua, columna que en una época daban servicio, estaban ocultos por la naturaleza. Si creéis en la magia, era el decorado para un fabuloso baile de hadas. Los dos comentábamos asombrados lo que nuestros ojos admiraban. Un pequeño estanque en el medio, un arco de puerta, verjas de hierro, muros bajos, arboles frondosos… Sin vacilo alguno seguimos investigando la zona, hasta llegar a un fastuoso edificio. Un monasterio!!!

Entramos por una pequeña torre circular y al llegar arriba estaba casi todo tapiado, menos un hueco del tamaño de una ventana. En él se podía ver un pequeño teatro. Tendría unas diez filas de bancos de madera a cada lado del pasillo central. No se diferenciaba el anfiteatro del patio butacas. Los asientos llenos de polvo, con trozos de techo encima, gastados, descolocados. En los laterales, fuertes paredes de piedra; ni un palco. Y al fondo… un vetusto escenario.

Claro esta, la curiosidad era más grande que el respeto que nos daba y allí entramos.

-Dimitri ¿Recuerdas que encontramos?

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