Last Night 7.2
Ya había terminado el concierto. Todos estábamos llenos de
emociones. Ellos de esas jóvenes, esperanzadoras con un puntito de ego, las
mías resurgían de un corazón endurecido
por los años. Era el rock lo que nos unían. Tenía ante mis ojos futuras
promesas de grandes bandas. Baterías, guitarras, teclistas y grandes voces se
juntaron aquella noche. Y yo, un mero espectador que disfrutaba efímeramente de
aquel arte. Miles de sueños y metas se intercambiaban. Seguramente varios se
juntarían para empezar un nuevo camino en la misma dirección. No os
engañaré, habían sido actuaciones
apoteósicas. Pero ya era hora de descansar…
O eso creía yo. Pues aquella noche pocos durmieron y menos
yo.
Me habían encargado ser guardián de sus sueños; mediador
de la noche y día en su presencia.
Cuidar que las leyendas, encantos y quimeras de aquel bosque no les hicieran ningún mal. Me armé de
paciencia y de un brebaje que unos buenos amigos me consiguieron y recorrí una y
otra vez la periferia de aquel sito mágico. Cada vuelta una anécdota y no sé qué
hubo más, si vueltas o anécdotas.
Voy a omitir las revueltas grupales aquella noche, ni las
ganas de abrazar a la naturaleza sin sueño alguno. También los paseos bajo la
luz de la luna para hacer aguas menores, pues entiendo perfectamente que las
ilusiones internas no les dejaban controlar sus festivos cuerpos. Y aunque no
las viera normales, sus ganas de juntarse de veinte en veinte en pequeñas
tiendas de campaña, también las pasaré por alto. Pues me quedaré solo con lo
bueno.
A escasos minutos de que nos sorprendiera el sol, decidieron
que la locura reinara en sus mentes y ver el alba con sus propios ojos. Así
dejar tranquilamente a los pocos que jugaban con Morfeo.
Se juntaron con mantas, abrigos y sudaderas en un pequeño claro del bosque el cual tenía
buena orientación al este. Y con cartas, sueños, abrazos e inquietudes dejaron
pasar los minutos mientras charlaban sobre el futuro plácidamente. Allí
promesas, juramentos y lazos de sangre se juraban unos a otros siendo la primera luz testigo
de aquellos encantamientos. La esperanza se juntaba con la alegría, con la
fuerza y con el ánimo para invadirnos el alma a todos. Nos enseñó un camino a seguir,
el cual cada uno a su manera recorre.
El calor en mi rostro finalizó mi guardia. Entonces todos nos
fuimos a descansar esos últimos instantes antes de que la realidad y The Who nos
despertaran. Con el mejor sabor de boca de la última noche en la versión 7.2.
Y he de confesar que
desde entonces no puedo omitir una sonrisa cada vez que termina un concierto.
Increiblee!! Lo has clavado!👌
ResponderEliminarLo mejor. 😍😍
ResponderEliminarGracias
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