11 de diciembre de 2011

Errores

Hoy me he dado cuenta que últimamente en mi vida empiezan a no importarme los errores.
Dicen que nada se puede predecir; ni todo se puede controlar. Ser uno mismo y la naturalidad distrae de ver los fallos en los ojos ajenos. Pues los años y las sonrisas mejoran a los hombres.
Años, ya empiezo a almacenar y como la canción de Sabina” sin delicadeza” .He empezado a cambiar el pensar por sentir, correr por buscar, escuchar por entender, esperar por querer. . . . y otros cuantos verbos más.
Hecho la vista a lo lejos y todavía veo demasiadas montañas por mi vereda. Puede que no me depare el futuro fantásticas aventuras diarias, que no sea la suerte mi compañera y como ahora, solo esté la incertidumbre de mi mano. Pero en la otra he juntado unas pocas herramientas para saber disfrutar todo lo que mis sentidos valoran.
Ahora, estoy entendiendo que la palabra Calma no es mensajera de malas nuevas. Que no importa abrir mis ventanas, pues no es tan feo lo he guardado dentro. Mas se puede intentar tantas veces como sea necesario, para que los tuyos comprendan lo que desde un principio les quieres regalar. Pues una cervecilla alegra la compañía y la penúltima amarga a los que te rodean. Y que dos o más, no son multitud; sino la mejor de las alegrías.
Hablando de dos, dos son los tacones de una bella persona los que marcan rito en mi corazón. Como ese velero dirigiéndose a las tierras prometidas me encuentro navegando por los siete mares y cinco océanos.
Quien me iba a decir que el brillo de mis ojos cambiaría a su antojo y en libertad de nuevo. Se bien que lo manda mi alma, que se rige por vientos de mil olores, mil colores y una sola verdad. Y no por una cabeza enfermiza que nunca logra controlar lo incontrolable, ni siente encerrada en un cubo de cristal.
Ella; la sal de la vida sabe dar en un solo trozo de calor. Cuyo rol es ser mes de Abril con todas sus consecuencias.
Y esa es mi "utopia"…
Si ella; ella, es la culpable de volverme a enseñar a reír. Mujer hecha y derecha. La que tiene salidas entre manos de optimismo. Con la que aprendo a abrir las puertas despacio para apreciar todo lo que se debe sentir. Sueño y realidad juntos en nuestro universo.
La que me hace detener en miradas, en lugares, hasta en mi interior para sacar lo mejor y ofrecerlo. La que sin palabras, ni caricias, sin estar cerca; crea poesía, aconseja esperanza y mantiene la fe.
Con la que quiero poner la mesa en resto de los días. Pasear de su mano. Escribir cuentos llenos de fantasías. Viajar a todos los sitios escondidos tras sus sueños. Mecerme entre sus brazos frente a los niños.
Me protege sin que de sus labios salga ni una mentira. Expresándose con su mirada si cree necesario. Tranquilizándome con sus delgadas manos que juegan y se enredan en las mías. Curándome heridas con besos sanos, silencios apaciguadores y abrazos sentidos. Respetando nuestra libertad dejándome perder en lo más profundo de mi ser. Y lo más lejos a mi lado se queda sonriendo. . .y el mundo comienza de nuevo.
Como había dicho… no me importan los errores; pues son invitaciones a los aciertos.
Como quien ve el vaso medio lleno o medio vacío, si debo juzgar que no ha de ser plato de mi gusto, que la coherencia y la lógica invada mi cabeza. Y si preveo que me falla, simplemente cerrando los ojos, en silencio y con mucha calma escuchare lo que quiero decir sin palabras.
Ahora sé que mi corazón no tiene que elegir, que puede abarcar no una, ni dos, ni tres, sino miles de personas a las que va querer. De la única manera que él sabe, de la mejor, de la que te quiero a ti que estás leyendo.
Sabes;…
… ya no me importa lo que diga la gente, no tengo miedo a fallar. Tengo claro lo que no voy a perder, tengo claro como lo voy a cuidar. Lo demás, lo que surja, las situaciones adversas que han de venir, las derrotare un una sonrisa, unas palabras, y el mayor gesto de afecto que pueda dar.
Día tras día alcanzare pequeñas metas de inmensas ilusiones para sumarlas en el gran logro de la vida. Aunque sé de la rudeza de la realidad y la poca compasión del tiempo; no fracasaré. Además, no estoy solo, tengo todo lo que una persona puede pedir, los míos. El apoyo incondicional de mi familia y el interminable cariño de mis amigos. Bien sé que soy afortunado pues son lazarillos cuando mi miopía daltónica me distorsiona la torpeza de mis ojos. Mundos paralelos con los que compartir, aprender, sentir, crecer, entregar, vivir, gozar… confiar.
Hoy he aprendido que tener errores es bueno, es ser persona, es estar vivo, es saber querer. . . y perdonar.

Lo siento si no soy perfecto, pero es que me quería parecer a ti, y perdonar como tú me has perdonado.

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