Queridos Reyes Magos:
Estas navidades ya no quiero ese camión de bomberos rojo con
la escalera grandísima y que tenía luz y sonido. Ni aquel cine precioso de
manivela con muchas películas. No voy a
limpiar mis botas para que me dejéis
caramelos. Y de ese disfraz del zorro me olvidare, pues ya no me
entra. Tampoco quiero nuevas
tecnologías, como consolas de video-juegos, móviles y demás. Ya tengo jerséis,
bufandas y guantes de sobra. Tampoco voy a pedir para los demás pues, no traen
lo mío, dudo que venga lo de ellos. Si
soy sincero no me va a llenar ningún regalo material, ni por muy caro que sea.
La verdad es que sólo me conformo con la cercanía de los
míos. De su alegría y felicidad. Compartir y verlos compartir, sea mucho o
poco. Del calor del cariño que trasmiten. Sus risas y sus ojos iluminados. Esa
manera de ser que les distingue. Regalar y recibir los pequeños detalles que
son grandes sueños. El apoyo incondicional en todo momento. Compartir la locura
de los duendecillos que llevamos dentro. Y sumar todas esas circunstancias
vividas.
Simplemente deciros que en estos días podéis ahorraros la
visita; y dejaros ver para tomar un chismín cualquier otro día del año.
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